Los casos más recientes relacionados con la práctica de protesta o golpeteo sin sentido, bautizada como Review Bombing son los de Final Fantasy XVI y Skullgirls. Cada vez hablamos más de bombardeo con negativos con grupos de usuarios arremetiendo en los apartados de calificaciones y reseñas contra los videojuegos, pero ¿qué es? ¿Dónde se origina? ¿Cuáles son sus alcances? Vamos a averiguarlo.
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¿QUÉ ES EL REVIEW BOMB O BOMBARDEO CON NEGATIVOS?
El Review Bomb es un fenómeno que ocurre en Internet cuando un grupo de usuarios, en ocasiones pocos con varias múltiples y a veces muchos organizados o con un fin común, califican con negativos un producto o servicio en plataformas en línea. Como su nombre lo sugiere, el hecho se caracteriza por actuar como bombardeo, o sea, para publicar cantidades enormes de calificaciones o comentarios negativos para impactar el promedio y atraer la atención de creadores, responsables y público interesado en el tema.
En el caso de los videojuegos, el Review Bomb tiene como antecedente lo sucedido con el juego de simulación y estrategia en tiempo real Spore, desarrollado por Maxis y distribuido por Electronic Arts en septiembre de 2008. Las deficiencias del título, así como su tecnología de protección antipiratería (DRM) enfurecieron a los jugadores, quienes de inmediato calificaron con negativos y comentarios incisivos al sitio del juego en Amazon. El hecho fue reportado por Ben Kuchera en ArsTechnica, la primera persona en referirse a este evento como un “bombardeo”.
Hoy, el Review Bomb en los videojuegos es el pan de cada lanzamiento e incluso algo esperado debido a las tensiones generadas en redes sociales, foros y plataformas en línea, pero su proceso y manera de impactar se ha desarrollado y deformado con el paso de los años. Antes, los canales de comunicación entre los videojugadores, desarrolladores y editores eran nulos o escasos; generalmente se limitaban al envío de correos físicos o electrónicos que incluían comentarios que podían o no ser considerados por las empresas.
«Espacios como Metacritic, YouTube, Steam, OpenCritic y los canales de comunicación de las compañías se convirtieron en un terreno virtual de libre opinión, pero también de conflicto»
El ascenso y crecimiento de las plataformas en línea, los foros y las redes sociales trajeron consigo nuevas formas de interacción y una reducción de la brecha entre los jugadores y los responsables de los videojuegos que compran. Espacios como Metacritic, YouTube, Steam, OpenCritic y los canales de comunicación de las compañías se convirtieron en un terreno virtual de libre opinión, pero también de conflicto. Esto nos lleva a considerar el bombardeo en el gaming desde 2 perspectivas: como protesta legítima y como golpeteo mediático.
EL BOMBARDEO EN LOS VIDEOJUEGOS COMO PROTESTA LEGÍTIMA
Sí, los videojuegos son una obra de expresión y un ente creativo que manifiesta la idea, concepto y deseo de una persona o un grupo por medio de diseño, mecánicas y artes visuales y auditivas. Sin embargo, también son un producto (y ahora servicio) porque forman parte de una industria multimillonaria de entretenimiento que hace inevitable la relación consumidor–vendedor o usuario–proveedor. Gastas dinero para comprar un juego completo o contenido (si es un juego como servicio), y si no te satisface es de esperar que te quejes, pero dado el número de jugadores y usuarios al que apela el gaming, sabemos que un evento o decisión puede generar un número enorme de críticas y quejas que encuentran su cauce en el Review Bomb y encienden las alarmas de desarrolladores y editores para que actúen en consecuencia.
Algunos de los casos más sonados de Review Bomb como protesta legítima son el de The Elder Scrolls V: Skyrim y Batman: Arkham Knight. Por el lado de Bethesda, la compañía tuvo la genial idea de introducir un sistema de paga para mods que enfureció a la siempre entusiasta comunidad que goza de libertad para hacer maravillas con las herramientas para los videojuegos. El resultado: bombardeo con negativos y Bethesda dando marcha atrás, aprendiendo a la mala que no debe jugar con fuego.
«Quizá componentes subjetivos como el diseño, las mecánicas, el arte, la historia o los personajes de un juego no te gusten, pero si el producto no funciona, está lleno de bugs y glitches y tiene un desempeño lamentable cuando sale al mercado, la protesta es legítima»
En el caso de Warner Bros. y Rocksteady, el juego que cerró el impresionante arco del Caballero de la Noche debutó en un estado deplorable en PC. El bombardeo evidenció la pobre calidad del producto respecto a su precio y llevó a que se retirara de Steam para arreglarlo y lanzarlo meses después en mucho mejores condiciones. Quizá componentes subjetivos como el diseño, las mecánicas, el arte, la historia o los personajes de un juego no te gusten, pero si el producto no funciona, está lleno de bugs y glitches y tiene un desempeño lamentable cuando sale al mercado, la protesta es legítima.
Calificaciones de cero, reseñas que hablan de lo malo que es un juego, críticas puntuales, pulgares abajo, todo sirve para expresarse. En 2019, un artículo de The Guardian sobre el accidentado Fallout 76 y la manera en que fue pulverizado con negativos expuso una de las razones después de que consultaron a un jugador que lo calificó con cero: “seamos honestos. Si esto no tuviera el título de Fallout, nadie pagaría $60 USD por él. Es sólo porque está relacionado con Fallout y Bethesda que algunas personas incluso lo juegan. Aquellos que lo hacen están apoyando juegos terribles y deberían avergonzarse de sí mismos, pues han convertido a la industria de los videojuegos en lo que es hoy”.
La comunidad también cuestiona las decisiones de negocios y eso da pie a los bombardeos. Muestra de ello es lo que sucedió con Borderlands 3 y su exclusividad temporal en Epic Games Store, tienda que irrumpió en medio del paraíso construido por Steam, GOG y tiendas más pequeñas. Hablar de exclusividades en PC es poco común, y cuando se supo que a punta de billetazos la compañía de Tim Sweeney había garantizado el goce de un debut únicamente para su plataforma recién lanzada, la comunidad no perdonó.
Otros casos de escándalo fueron los lanzamientos de Star Wars Battlefront y Star Wars Battlefront II, en el peor momento de ambición de EA. Las entregas fueron definidas como pay-to-win y los fans de la franquicia no toleraron que la compañía se metiera con algo que para ellos es cuasi sagrado. El bombardeo con negativos fue brutal, expuso a la empresa norteamericana y llevó a Disney a considerar la relación de exclusividad que ahora ha resultado en una apertura para que otros estudios hagan videojuegos de la IP.
«…aunque algunos análisis demuestran que el impacto materia de ventas de videojuegos es leve, se reconoce que la opinión del jugador es importante en el mercado y las compañías prefieren evitar una percepción negativa de sus productos»
Recientemente, los lanzamientos accidentados de The Last of Us: Part I y Star Wars Jedi: Survivor en PC provocaron la ira de quienes se sintieron estafados y la consecuente carta de disculpa por parte de editores y desarrolladores. Los ceros y pulgares hacia abajo no se hicieron esperar y, mientras la reputación de los juegos salía bien librada en consolas, en computadora se encontraban las pésimas calificaciones otorgadas por los usuarios a manera de advertencia para que otros miembros de la comunidad no comprometieran su compra y mejor esperaran.
Hay muchos casos de bombardeo legítimo y, aunque algunos análisis demuestran que el impacto materia de ventas de videojuegos es leve, se reconoce que la opinión del jugador es importante en el mercado y las compañías prefieren evitar una percepción negativa de sus productos. De ahí que el Review Bomb sea un recurso radical, pero también una herramienta de expresión y comunicación válida.
EL BOMBARDEO COMO GOLPETEO MEDIÁTICO
En el gaming, el bombardeo también puede tener otros fines y servir como herramienta para alimentar las polémicas y tensiones que a diario tienen lugar en redes sociales y foros con fans y personalidades de Internet montados en “guerras” de consolas, marcas, estudios y más.
¿Cuál es el primer registro de ello? El análisis nos remite al lanzamiento del juego de acción y aventura Titan Souls en 2015. En ese entonces, el youtuber, fallecido en 2018, John ‘TotalBiscuit’ Bain, dijo que el juego no era de su agrado. Andrew Gleeson, uno de los desarrolladores, respondió: “a TotalBiscuit no le gusta Titan Souls. Este es el mejor día de mi vida”. Acto seguido, los fans radicales del youtuber fueron a Steam para cocinar en negativos al videojuego, lo que demostró que sus acciones funcionarían como golpeteo mediático y no sólo como herramienta legítima para exponer un reclamo.
¿Hasta dónde llegan las libertades y cuáles son los límites de videojugadores y creadores? Es difícil definirlos cuando se habla de una “industria creativa”, pero la pasión que genera el gaming ha generado momentos históricos que formaron el concepto de bombardeo con negativos. Uno de los más sonados fue el de Mass Effect 3, escándalo de proporciones inimaginables en 2012, de la secuela de una excelsa obra Sci Fi creada por BioWare que, a su vez, había formado una base apasionada de fans. La conclusión de la historia de Shephard enfureció a gran parte de la comunidad y el bombardeo no tardó en presentarse. La situación llegó al grado de que el equipo de desarrollo tuvo que sacar una versión extendida del final para calmar la furia, y provocó dudas sobre si los fans deben influir de manera directa en un proceso creativo.
Estos 2 hechos abrieron una Caja de Pandora y el paso del tiempo vio la llegada de hordas de fanáticos listos para poner un cero o una crítica negativa sin sustento por el mínimo detalle o para expresar su postura en un pleito generado en redes sociales. Uno de los casos más escandalosos fue el de The Last of Us: Part II. Todo inició con una filtración de los momentos más importantes del juego que dio pie a controversias y luego, a unas horas de su debut y cuando era imposible que alguien lo hubiera terminado, su sitio en Metacritic se llenó de ceros y críticas infundadas que, lamentablemente, opacaron a las que tenían sustento.
«Hoy, el pleito entre sectores de las comunidades de PlayStation y Xbox han convertido el Review Bomb en un acto propio de una barra brava de futbol»
Hoy, el pleito entre sectores de las comunidades de PlayStation y Xbox han convertido el Review Bomb en un acto propio de una barra brava de futbol. Basta que haya el lanzamiento de un videojuego exclusivo para que los apartados de calificaciones de usuarios se llenen de calificaciones bajas y negativas. Ningún juego es perfecto y, por supuesto, cualquier jugador tiene el derecho de manifestar qué fue lo que no le gustó; es muy diferente decir que Horizon Forbidden West, Halo Infinite, Final Fantasy XVI o Gears 5 no agradó por X o Y razón que simplemente poner un cero acompañado de “es malo porque Xbox | PlayStation apesta”.
Quizás el reciente caso de Final Fantasy XVI nos permita considerar un caso “híbrido”, pues quedó en medio de ambas perspectivas del Review Bomb. Es igual a lo que pasó en su momento con Death Stranding, que debajo de toda esa pila de adulaciones o condenas al infierno había críticas de jugadores que expresan por qué el reciente título de Square Enix no fue de su agrado. Lamentablemente, la labor para encontrar los argumentos de usuarios que justifican su calificación negativa es agotadora, pues hay que leer mucha paja primero. Situación muy diferente a cuando un bombardeo organizado tiene motivos razonables.
CONCLUSIÓN
Nos guste o no, el Review Bomb ya es parte de los videojuegos, aun cuando algunas plataformas hayan suprimido o escondido las expresiones negativas, como YouTube que quitó de la vista pública el número de dislikes o Steam, que evita que las reseñas negativas tengan efecto en la calificación, cuando se trata de bombardeos. Al final, es un fenómeno que expresa lo legítimo y lo infundado, lo razonable y lo incongruente que se gesta en las distintas escenas que forman parte de las comunidades del gaming. Por supuesto que su uso con fines ilegítimos es condenable, pero hasta el momento, se mantiene como una herramienta para hacer valer la voz de los jugadores como consumidores, usuarios y fans ante el acuerdo o desacuerdo con las decisiones de compañías y desarrolladores.
Video: RESEÑA – Final Fantasy XVI
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